diumenge

No juzguemos

Esta cita, que parece recuperada del Nuevo Testamento, es una de las cosas más importantes que debe aceptar una familia de acogida.

Una de las cosas que nos enseñan en el cursillo previo a la acogida, es que no debemos juzgar a los padres biológicos ni a sus familias. La vida es un carrusel de sorpresas, y no todo el mundo sabe o tiene la opción de escoger siempre lo más sensato.

No todos los niños que van en acogida son hijos de padres maltratadores, o presidiarios, o drogadictos, o gente de mal vivir, como los denominaba el gran Quevedo. Todos podríamos ser, en un momento u otro, padres a los que nos fuesen retirados nuestros hijos.

Muchos de los que estéis leyendo esto pensaréis que con vosotros eso sería imposible. Bien, os voy a relatar, muy brevemente, una de las historias reales que hemos conocido. Estos son los protagonistas, una pareja, ella empleada de banca y él directivo de una empresa, bien situados económicamente y padres de dos niños preciosos. Un día, volviendo de un fin de semana de la casa de la playa tuvieron un accidente de tráfico. Un terrible accidente que acabó con la vida del marido y de los padres de él. En el coche viajaban el matrimonio, los padres de él, y los dos niños.

La mamá quedó sola, no era de aquí, con su marido muerto y dos niños pequeños a su cargo. La dureza del trance la postró, la destrozó como bien hubiese hecho con cualquiera de nosotros, y entró en una profunda depresión. Cogió la baja y se encerró en casa con sus dos niños pequeños, a los que no atendía, no daba de comer, ni bañaba, nada. Sólo lloraba la pérdida terrible que había sufrido. La escuela de los niños dieron aviso a la administración, que retiró de inmediato a los pequeños. Estuvieron con una familia de acogida por un periodo de seis meses hasta que la madre se recuperó, y con ella a sus hijos.

La historia es terrible, desde luego, pero qué hubiese sido de esos niños si no hubiesen podido estar con otra familia que los cuidara, y quién es suficientemente osado para afirmar que eso no le podría pasar a él.

Por eso os pido, igual que nos pidieron a nosotros, que no juzguéis. No seais miembros del grupo de gente que pide una ligadura de trompas en masa al más puro estilo de otras épocas y de otros lugares.

La vida viene como viene, y si no hubiese sido por un polvo incontrolado de alguna pareja en un momento de pasión, la mitad de los que somos, no seríamos, y que levante la mano el que hubiese preferido que sus padres utilizaran un preservativo ese día. Así que esa pareja, que dio vida a Arantxa, aunque no tengan la capacidad para ejercer de padres, para nosotros son dos personas a quien agradecer con toda el alma la vida que generaron.

Y esperamos que su hija así lo vea cuando tenga la capacidad de análisis.