dimarts

Los primeros días

Los primeros días coincidieron con el inicio del año 2006, así su presentación en "sociedad" fue el día de reyes, con todos los sobrinos, tíos, abuelos, familia, etc. pendientes de una situación que creían no llegaría jamás, como era verme cambiar pañales y dar el biberón a un bebé.

Hay una frase que se le atribuye a Julio César que viene a decir algo como "toda la vida luchando para convencer a los demás de que no eres como piensan, para acabar descubriendo tú mismo que tenían razón", espero que este señor tuviese más de estratega que de filosofo, porque creo que mi familia no tenían muy claro mi capacidad para ejercer de papá. La suerte es que todas las dudas que yo les generaba, las cubría de sobras Luz, de la que sólo con escucharla hablar, ya se le adivina un capacidad de amar enorme.

A las noches sin descanso, que no fueron muchas, se sucedían los días de lloros, que fueron más.

Arantxa era una niña muy nerviosa, muchísimo, que lloraba a la mínima y no soportaba estar desnuda. Eso fue un calvario para la pobre, cada vez que le teníamos que cambiar el pañal, o bañarla, su reacción era de extremo nerviosismo.

Luz y yo pusimos en marcha un cuadrante, que ha durado hasta el final de la acogida, mediante el cual nos partíamos la responsabilidad de la niña unos días por semana cada uno, lo que nos permitía continuar con nuestras cosas y no apartartarnos del todo de la vida "conocida". Así pues, siguiendo el cuadrante, un día que estábamos en casa sólo Arantxa, el gato y yo, me dispuse a bañarla, cuando acabé, después de secarla y justo antes de calzarla en los pañales reglamentarios, madame Arantxa imprimió un nuevo ritmo en su cadencia de lloro, aumentó los decibelios y la durada de cada grito, tanto así que en uno de ellos se olvidó de respirar. ¡El susto que me dio fue tremendo! Con perdón de la expresión, me acojoné, sólo se me ocurrió agarrarla por los muslos y zarandearla. Después leí en una revista al uso que ése era el método, pero el momento no se lo aconsejo a nadie.

Quizá esa fue la experiencia más horrible para mí en los primeros días, pero no para ella, a quien le faltaba pasar una dura prueba, como quien dice, nada más nacer.