diumenge

Llegó el momento

Diciembre 2005

Nos avisaron al cabo de muy poco tiempo, apenas un mes y medio, que nuestra solicitud de ser familia de acogida había sido aprobada por la Generalitat de Catalunya.

A partir de entonces, sólo esperar nuestro turno. Por desgracia, y como podéis ver en el link de la derecha, en Catalunya, en nuestra gran Catalunya, si algo falta son familias de acogida, así que fue todo muy rápido.

Nos explicaron, un poco por encima, el caso de nuestra niña de acogida. Una madre algo mayor, sin preparación psiquica para cuidar de un bebé, estaba a punto de dar a luz. Los psicólogos de la administración ya la habían convencido de que lo mejor para el bebé era que ella renunciase como mínimo a su custodia, y después de algún contratiempo, esta señora les hizo caso.

Así pues, un hermoso y pequeño bebé de tres días entró en nuestra vida por la puerta grande.

No deseamos, ni nos está permitido, revelar nada acerca de su identidad, así que a partir de ahora llamaremos a la niña Arantxa. También presentaremos alguna foto en la que su rostro estará desfigurado. El mío no, soy así.


Éste fue su primer biberón.

Pesaba tres kilos y no recuerdo su medida exacta, pero era más bien pequeñita porque me cabía entre mi mano y el antebrazo.

Nos facilitaron también la documentación básica necesaria para hacer vida con ella, la tarjeta sanitaria, la partida médica de nacimiento y una autorización de la administración que nos identificaba como padres de acogida. Estaba totalmente sana y nosotros en absoluta contradicción, felices por tener esa maravilla en los brazos, y muy apenados por los sentimientos de su madre, que era quien debería gozarla.

Después vendrían las noches en vela, los cólicos, y las intolerancias alimenticias, pero también los besos, las caricias, las miradas, y el instinto brutal de protección que surge de no sé dónde y que ahora, escribiendo en la distancia, me hace poner la piel de gallina y los ojos vidriosos.