dimecres

Un aparte

Hola,

Este comentario no está relacionado directamente con la historia de Arantxa, pero he decidido compartirlo con vosotros.

Cuando comenzamos a escribir este blog no sabíamos qué podía pasar, de hecho creímos que no pasaría nada porque pensamos que apenas cuatro amigos serían lo suficientemente curiosos para leer el desarrollo, sin embargo nuestra sorpresa ha sido que recibimos correos de gente, felicitando unos y comentando otros, acerca de nuestra historia.

Hoy ha ocurrido algo más, un paso más allá, y ha sido el encuentro personal con una amiga que ha leído el blog. Buscando, supongo, ha encontrado nuestra experiencia y me ha reconocido en la foto del biberón.

Bien, su experiencia, que ha compartido con toda naturalidad como si fuésemos amigos de toda la vida (así me consideró ya, por supuesto) ha sido, como decimos en Catalunya, culpidora. Quizá una traducción correcta sería que su experiencia me ha golpeado en la culpa, o algo parecido. Mi amiga me ha explicado que ella fue adoptada por una pareja que, ante la imposibilidad de tener hijos naturales y como último recurso para salvar su matrimonio, decidieron dar el paso de adoptarla.

Ha sido terrible, porque es una niña que ha vivido en varias familias y que a sus treinta y pocos años, no tiene identidad, o eso dice ella, ya que yo creo que quizá no tenga claro el origen, pero la identidad es algo innato a la existencia. Es una chica guapa, de cuerpo bonito, culta y agradable, cualquiera de nosotros, del sexo "dominante" (perdón, perdón, perdón) se giraría a mirarla al pasar, pero ella no sabe quién es.

La reflexión que me gustaría compartir desde aquí es ésta, ¿el egoísmo que implica la decisión de tener o adoptar a un hijo, la estamos tomando desde la profunda convicción de que seremos capaces de dar la vuelta a ese egoísmo extremo hasta convertirnos en unos donantes de amor incondicional?

Hoy las calles de nuestras ciudades están llenas de familias apartadas del arcaico modelo conservador de papá, mamá, hijo, hija. Hoy vemos toda clase de combinaciones posibles, y me parece lo más emocionante y maravilloso que puede darnos la vida, la complejidad y la diversidad, ¿pero está el amor sujeto a estas "modas"? La experiencia de mi amiga me ha llevado a preguntarme si somos conscientes de lo importante que es algo tan básico y sencillo en apariencia, como tener padre y madre, o uno de los dos, o dos de cada, que nos quieran.

La vida de un ser no puede estar sujeta a una moda, como adoptar, o al hecho de que nuestra amiga del alma haya tenido un bebé y nosotros queramos tener una habitación como la que han hecho ellos.

Tener un bebé, o cuidarlo, porque para mí eso es lo importante, es el acto supremo mayor que puede realizar una persona a lo largo de su vida. Lo primero es el crecimiento interno de cada uno, pero lo segundo en escalafón es la dedicación y el amor entregado a un niño. No nuestras fustraciones y anhelos, sino el amor de dar y respetar esa vida como propia del niño, y no nuestra.

¿Tendría problemas de identidad mi amiga si hubiese sido amada por su familia adoptiva?, yo creo que no, con toda sinceridad, no veo relación entre el genoma y la identidad, porque ésta va ligada al amor recibido, a saber quien eres a través de quien te ha amado y no por el color que han trasmitido a tus ojos.

Un beso desde aquí para ella.

1 comentari:

Blanca Miosi ha dit...

Hoy conocí este blog, Jordi. enriquecedor, que refleja el ser humano que eres.
Sobre la joven de treinta y pocos años, bonita, culta y agradable, que se siente sin identidad es algo incomprensible. Solo al ser culta se nota que tuvieron cuidado al educarla.
Yo viví en muchas casas y en un par de sitios que no eran casas, sin embargo, nunca me puse a pensar si tenía o no identidad.
El vivir diferentes experiencias y saber adaptarme a cada familia enriqueció mi mundo intrior. Creo que por ese motivo terminé siendo escritora.
Un abrazo, amigo!